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Contactos con las grandes culturas asiáticas

Antes de la conquista española, las relaciones con las grandes tradiciones asiáticas, como la india, árabe, china y japonesa, enriquecieron la cultura filipina.

La influencia india vino de los inmigrantes y comerciantes de Sumatra, Java, y la Peninsula Malaya durante la dinastía Sri Vijaya ( 683 - 1377 ) y el imperio Majapahit ( 1293 1528 ). La aportación más importante de la tradición india fue el idioma sánscrito que dejó su marca en las lenguas autóctonas y la literatura popular, particularmente en las historias épicas.

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La tradición árabe llegó en el siglo XIII con la religión islámica y algunas instituciones políticas, ambas implantadas hasta hoy en día en las provincias con mayoría musulmana como Mindanao.


El comercio entre Filipinas y China floreció durante las Dinastías Yuan ( 1271 - 1368 ) y Ming ( 1368 - 1662 ) y llevaron al establecimiento de asentamientos chinos en el país. La influencia china es una de las influencias extranjeras más pronunciadas en el archipiélago y se manifestaba en el uso de la porcelana, el gong, el plomo, la plata, el estaño y otros metales, la introducción del arado de hierro forjado, el mejoramiento en la comida, y la fabricación de fuegos artificiales y la pólvora. Se absorbieron también creencias y costumbres chinas que se conservan hasta la actualidad.

Aunque la influencia japonesa no sea tan evidente como la china, la india o la árabe, los japoneses enseñaron a los indígenas a fabricar ciertas armas y herramientas así como criar artificialmente patos y peces. Los colonizadores españoles de hecho se quedaron tan impresionados por los métodos de crianza introducidos por los japoneses que los consideraron superiores a los métodos europeos de aquella época.

Colonización española

En su búsqueda de las famosas islas de especias de Mollucas, Fernando Magallanes llegó en 1521 a la isla de Samar en Visayas, iniciando así la colonización del archipiélago que duraría por más de tres siglos. En la expedición de Ruy López de Villalobos procedente de México en 1542, se les dió a las islas el nombre de "Islas Filipinas" en honor del Rey Felipe II, en aquél entonces Príncipe de Asturias.

Conversión al cristianismo

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Una posterior expedición de Miguel López de Legazpi en 1564 tenía ordenes explícitas para que convirtieran a los indígenas al cristianismo y exploraran las posibilidades comerciales de las islas para España. Muchas de las creencias de los habitantes tenían paralelismos con las cristianas, así que los misioneros pudieron convertir a los indígenas a través de la cristianización de estas tradiciones y creencias. Además, los misioneros aprendieron los idiomas autóctonos y predicaban en los mismos.

Instituciones políticas

Los conquistadores empezaron a establecer las instituciones políticas y económicas para reforzar la presencia española en el archipiélago que fue dividido en alcaldías o provincias civiles ya pacificadas, y corregimientos o provincias aún no pacificadas. Las alcaldías tenían alcaldes mayores que desempeñaban tareas ejecutivas, judiciales y militares y los corregimientos estaban gobernados por corregidores militares.

Al nivel nacional, el gobernador general administraba la colonia y encabezaba los cuerpos ejecutivo, legislativo y judicial, inclusive la Audiencia Real o Corte Suprema.

El Real y Supremo Consejo de las Indias, a través del Virreynato de Nueva España, gobernó en las islas hasta 1821.

Vida económica

Las instituciones económicas más importantes introducidas por los españoles eran la encomienda, la imposición de impuestos, la banca y el comercio, particularmente la famosa Nao de Acapulco.

Las encomiendas eran territorios concedidos a los soldados u otros españoles que participaban o contribuían a la conquista. Los encomenderos recaudaban los tributos y recibían los servicios de los indígenas para sufragar los gastos de la colonización y las misiones religiosas. El sistema de reducción, el traslado de la gente para que viviera en zonas controladas por los colonizadores, fue puesto en marcha para que los últimos pudieran gobernar las islas con más eficacia.

El sistema tributario se instituyó, inicialmente en forma de géneros y servicios. Los impuestos personales, comerciales y especiales, como los cobrados para financiar las campañas militares contra los musulmanes en el sur, fueron recaudados en efectivo después de que se introdujera la moneda.

La banca

Se estableció la banca a través de instituciones de caridad llamadas obras pías dirigidas por las órdenes religiosas a comienzos del siglo XIX. Estas obras concedían préstamos a los hombres de negocio a ciertas tasas de interés. En 1851, un real decreto estableció el primer banco estatal, el Banco Español-Filipino que hoy en día es el Banco de las Islas Filipinas.

Comercio a través de los galeones

El comercio entre Manila y Acapulco duró 250 años (1565 - 1815) y fue considerado como uno de los aspectos más significativos de las Filipinas durante la época colonial española. Los galeones de Manila, gigantescos barcos construidos en Luzón, llevaban productos y convertían así a Manila en un puerto de transbordo de la seda, porcelana china, algodón de la India, alfombras persas, tabaco filipino, azúcar y especias orientales, y otros productos vendidos en Europa a través de México.

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El comercio de la NAO (Manila-Acapulco Galleon Trade) de Acapulco, sin embargo, no condujo al progreso de todo el archipiélago, ya que sólo los españoles, mestizos y chinos en la capital se beneficiaban de ello. Incluso las ganancias de los productos domésticos vendidos iban a estos grupos que generalmente los compraban a los indígenas a precios muy bajos para venderlos a precios elevados.

El aporte más importante a la vida de las islas de este flujo comercial, se centraba en los intercambios culturales entre Filipinas y México. La flora y la fauna mexicana fueron importadas (entraron frutas como la palta, la guayaba, el mamón y el ananá). Algunos animales (el caballo y el gallo) también fueron introducidos. Y el idioma filipino fue enriquecido por palabras de origen mexicano.

Educación

Escuelas parroquiales fueron fundadas, con los curas y misioneros sirviendo de profesores inicialmente. Posteriormente, las órdenes religiosas se establecieron a todos los niveles. Los dominicos fundaron en 1611 la Universidad de Santo Tomás, la universidad más antigua en Asia.

La mayoría de los filipinos no podían acceder a las instituciones de alta enseñanza debido a que éstas se encontraban sólo en la capital y las principales ciudades, y las familias de los alumnos aspirantes debían pagar una elevada matricula. Sin embargo, existían escuelas de formación profesional donde se les enseñaba a los filipinos, mejores métodos de labranza, cultivo de plantas importadas, así como oficios tales como la imprenta, la carpintería, la albañilería, y la tintura.

El Decreto de Educación de 1863 introdujo las escuelas primarias públicas con el fin de capacitar a los jóvenes para que pudieran ser maestros. La educación básica era gratuita para los niños de familias pobres.

Transformación socio-cultural

La colonización española modernizó y transformó aspectos de la sociedad y la cultura filipina en varios campos - desde el transporte, las comunicaciones, el comercio y la agricultura- hasta la comida, la ropa, el idioma, la literatura, las artes y la conversión de los nombres en español.

Los españoles construyeron caminos y puentes para conectar los centros urbanos e introdujeron medios de transporte modernos como los carruajes, trenes y vapores. El primer telégrafo fue instalado en 1872 y la primera compañía de electricidad, Electricista de Manila, fue fundada en 1893.

Los españoles trajeron también nuevas plantas para el adorno y el comercio, así como animales (el caballo, la oveja y el buey). Establecieron granjas experimentales para llevar a cabo investigaciones sobre nuevos métodos de cultivar plantas y criar animales. Las primeras máquinas de vapor para moler el arroz y el azúcar fueron introducidas en los años 1830.

Los filipinos aprendieron a apreciar los platos españoles como el menudo, el mechado, el puchero, la paella así como productos como la longaniza, el jamón, y las sardinas.

Cambiaron también su manera de vestir al sustituir la vestimenta autóctona por la moda europea. Las mujeres se vestían en el "baro at saya" cuya evolución se llama hoy en día el traje mestizo, y se adornaron con peinetas, mantillas y pañuelos.


Nombres

En 1849, el Gobernador General Narciso Clavería, por decreto, ordenó que los filipinos asumieran apellidos para fines de empadronamiento y la recaudación de impuestos. La mayoría de los indígenas optaron por apellidos españoles o nombres de santos pero se les permitió a una pequeña minoría mantener sus nombres indígenas.

Primeras sublevaciones

La colonización española encontraba cierta resistencia de parte de los indígenas. Tuvieron lugar levantamientos locales y esporádicos desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, pero fueron sofocados por las fuerzas militares superiores de los españoles ayudados por sus colaboradores indígenas. Estos alzamientos fueron encabezados por los antiguos "datus" y jefes de barangay que habían perdido su poder e influencia después de la llegada de los españoles.

Sin embargo, la mayoría de las sublevaciones más importantes durante este periodo iban dirigidas contra las instituciones económicas abusivas como el trabajo forzado, los monopolios del tabaco, y la recaudación de tributos e impuestos excesivos. Había también levantamientos religiosos como una reacción a la imposición del cristianismo y la manifestación del deseo de volver a las viejas prácticas y creencias religiosas.

Primeras sublevaciones

La paz y la prosperidad económica relativa prevalecían a mediados del siglo XIX debido a las estrategias económicas puestas en marcha por los españoles tales como la apertura de Filipinas al comercio mundial, la financiación de la investigación para mejorar la agricultura, y el establecimiento del monopolio del tabaco. La inauguración del Canal de Suez en 1869 también contribuyó al desarrollo económico del archipiélago.

La clase media

Así surgió la primera clase media o principalia compuesta mayoritariamente por los insulares (españoles nacidos en Filipinas), los mestizos españoles (los que tenían ascendencia española e indígena), los mestizos chinos, y algunos indígenas. La clase media alcanzaba influencia en muchos campos de la sociedad filipina y se le concedían los privilegios normalmente reservados para los peninsulares (los españoles nacidos en España). Tenían acceso a la educación, la enseñanza, el sacerdocio, y las actividades económicas. Esta clase media, eventualmente, produciría los filipinos liberales que lucharían por las reformas y encabezarían el movimiento para la independencia.

La educación y el nombramiento del gobernador general liberal, Carlos María de la Torre, durante la revolución contra la Reina Isabel II que duró poco tiempo, expuso a los filipinos a los ideales liberales y reforzaron su voluntad de impulsar las reformas que beneficiarían a los demás filipinos, particularmente los oprimidos.

El movimiento propagandístico

Cuando fue restaurado al trono el monarca español, Rafael de Izquierdo, fue nombrado gobernador general de Filipinas para reemplazar a de la Torre. Izquierdo suprimió las reformas liberales iniciadas por su predecesor y ordenó la detención y deportación de muchos reformistas filipinos. Algunos se fueron voluntariamente a otros países para evitar el arresto.

En 1872, los soldados filipinos en las fuerzas españolas fomentaron un motín en la provincia de Cavite. Aunque era una protesta contra las condiciones laborales injustas en los astilleros de Cavite, se utilizó el motín como pretexto para eliminar a los líderes liberales. La sublevación fracasada de Cavite condujo a la detención de muchos liberales prominentes que se habían quedado en el país. Entre ellos estaban tres sacerdotes mártires: Mariano Gómez, José Burgos y Jacinto Zamora, que habían protestado contra el traslado de parroquias seglares bajo sacerdotes filipinos a los frailes españoles. El proceso de Gomburza (el nombre colectivo que los historiadores filipinos han puesto a los tres sacerdotes) se plasmó en una condena para los tres, por haber sido los autores del motín de Cavite. Fueron ejecutados el 17 de febrero de 1872.

Muchos reformistas inmediatamente huyeron de Filipinas después de la ejecución pero el martirio de los sacerdotes infundió la inspiración a los primeros para que continuaran su cruzada en ultramar.

Llamando la atención a las condiciones en Filipinas

La mayoría de los reformistas, que pertenecían a la clase media o las familias acomodadas, intentaban llamar la atención de la corona y otras autoridades españolas sobre el desamparo de los filipinos a través de sus escritos y discursos difundidos en las ciudades de España y otras colonias españolas. Estos escritos y discursos, de 1880 a 1895, eran el resultado de un fenómeno que sería denominado el movimiento propagandístico. Estos documentos contribuían de manera muy importante a la unidad de los filipinos tanto en Filipinas como en el extranjero.

Reformas propuestas

Los propagandistas se aliaban con los masones, intelectuales, políticos liberales y otros españoles que se hacían solidarios de Filipinas. Los propagandistas creían que Filipinas debería convertirse en una provincia de España y los filipinos deberían tener los mismos privilegios de los súbditos españoles. Algunas de sus propuestas específicas eran: la asignación de un escaño en las Cortes Españolas a los filipinos para que pudieran tomar parte en la elaboración y la aprobación de leyes que beneficiaran a Filipinas en calidad de provincia española; la eliminación de los abusos cometidos por los frailes y funcionarios del Estado, inclusive las deportaciones arbitrarias de los filipinos; y el fin de las intromisiones del clero español en los asuntos del Estado. Reclamaban las libertades sociales y políticas tales como la libertad de la prensa, de expresión y de asamblea así como abogaban por la promoción de la enseñanza superior para los filipinos.

La primera parte del movimiento propagandístico en España se limitaba a los artículos en la prensa y el intento de ejercer presiones políticas en Madrid con la organización del efímero Circulo Hispano-Filipino y la publicación de la Revista del Circulo Hispano-Filipino en 1882.

En diciembre de 1888, Graciano Lopez Jaena fundó el diario La Solidaridad en Barcelona. Facilitaba el foro necesario para articular los agravios y despertar el sentido del nacionalismo y el patriotismo filipino. El primer número fue publicado el 5 de febrero de 1889, siendo López Jaena el redactor. La oficina de redacción del periódico se trasladó posteriormente a Madrid y Marcelo del Pilar fue el redactor desde noviembre de 1889 hasta que se publicara su último número el 15 de noviembre de 1895. El Dr. José Rizal, el héroe nacional, y otros patriotas escribían para el diario.

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Ejerciendo presiones

En 1889, los reformistas en España y sus aliados españoles decidieron formar la Asociación Hispano-Filipino. Podía ejercer presiones para la aprobación de leyes que podían haber beneficiado a los filipinos. Presentó una petición, firmada por las autoridades de 52 pueblos españoles, solicitando la representación parlamentaria de los filipinos en las Cortes. La Ley Maura de 1893 que disponía la enseñanza obligatoria del castellano a los filipinos y otras leyes que pusieron en marcha la reforma del poder judicial eran fruto los esfuerzos de la Asociación. Desafortunadamente, el gobierno colonial en Filipinas no podía cumplir estas leyes por falta de fondos.

La Liga Filipina

Luego de su regreso a Manila en 1892, José Rizal lanzó la Liga Filipina, una organización cívica que continuaría las actividades del movimiento propagandístico en Manila. Se preveía unir a todo el archipiélago en la defensa de los filipinos contra todo tipo de opresión e injusticia, la introducción de reformas políticas así como la promoción de la industria, la agricultura y los negocios a favor de los filipinos.

El Dr. José Rizal

En España, el Dr. José Rizal era uno de los principales motores del movimiento propagandístico. A través de sus artículos en La Solidaridad y dos novelas, "Noli Me Tangere" (No me Toques) y "El Filibusterismo" (El Subversivo) que fueron publicadas en 1887 y 1891 respectivamente, Rizal exponía los abusos de algunos miembros del gobierno colonial así como del clero español y abogaba por la justicia social y las reformas políticas.

Crítica tanto de los españoles como de los filipinos

El "Noli Me Tangere" era una representación astuta de las condiciones sociales y políticas en Filipinas durante el periodo colonial hispano. Mientras era definitivamente una condena del dominio colonial de España sobre las islas, plagado de la corrupción y los excesos de algunos frailes y funcionarios del Estado, era a la vez una crítica de la apatía de sus compatriotas frente a los abusos descarados.

Rizal abordaba profundamente estos problemas nacionales que, para él, eran como un "cáncer social". En "El Filibusterismo" exploraba los temas de la reforma y la revolución como posibles soluciones de los problemas del país.

La Katipunan

La detención del Dr. José Rizal el 6 de julio de 1892 y su destierro a Dapital en la isla de Mindanao así como la muerte de la recientemente establecida Liga Filipina, combinados con la impresión general que el movimiento propagandístico era ineficaz, empujaron a Andrés Bonifacio, junto con Deodato Arellano, Ladislao Diwa, Valentín Díaz, José Dizon y Teodoro Plata, para que establecieran la "Kataastaasan Kagalanggalang Katinpunan ng mga Anak ng Bayan ( KKK ) o Katipunan", la Más Alta Fraternidad de los Hijos del Pueblo, el 7 de julio de 1892. A diferencia del movimiento propagandístico, la "Katipunan" era un movimiento revolucionario que abogaba por la separación de Filipinas de España. El deterioro de las condiciones en Filipinas impulsaba el plan de la Katipunan de lanzar la revolución.

En el momento que Andrés Bonifacio y los Katipuneros hicieron pedazos sus cédulas - documentos de propiedad sobre terrenos considerados como símbolos de subyugación - el 23 de agosto de 1896, en Balintawak (conocido en la historia filipina como el Grito de Balintawak), se calculaba que la Katipunan tenía un total de 30.000 miembros.

Revolución contra España y la Guerra Hispano-Norteamericana

La revolución contra España estalló en 1896 y cuando el conflicto llegaba a un punto muerto, los dos lados firmaron en el mes de diciembre de 1897 un acuerdo de paz. Poco después, los norteamericanos declararon la guerra contra los españoles, con la flota del Almirante George Dewey, derrotando los buques de guerra inferiores del Almirante Montojo en la Batalla de la Bahía de Manila el 1 de Mayo de 1898.

Declaración de independencia

Mientras que Dewey esperaba la llegada de tropas para ocupar Manila y sus alrededores, los filipinos bajo el mando del General Emilio Aguinaldo reanudaron la lucha contra España y declararon la independencia el 12 de junio de 1898.

Tratado de Paris

La Primera República Filipina no duraría mucho tiempo, toda vez que España cedió el país a los Estados Unidos en virtud del Tratado de Paris de diciembre de 1898.

Fin de la guerra contra los EE.UU.

La guerra contra los EE.UU. estalló en febrero de 1899 y debido a la superior potencia de fuego así como los grandes recursos de los norteamericanos, los filipinos se vieron forzados a recurrir a las de la guerrilla. Sus esfuerzos terminaron con la captura en marzo de 1901 del General Aguinaldo en Isabela, una provincia en el extremo norte de Luzón.

Autonomía

Conscientes de la necesidad de establecer instituciones democráticas al modelo de los EE.UU., los norteamericanos concedieron a los filipinos cierto grado de autonomía.

En 1902, una ley del congreso estableció la Asamblea filipina, una cámara de diputados, y la Comisión filipina, la cámara alta. Más adelante, se fundó en 1935 el Philippine Commonwealth, la "Mancomunidad Filipina", un gobierno autónomo con ciertas competencias salvo las de defensa nacional, política exterior y finanzas.

Educación, agricultura, sanidad y comunicaciones

Aparte de sus esfuerzos de forjar la estructura e introducir la practica de la democracia, los administradores norteamericanos trabajaron extensamente en los campos de la educación, la agricultura, la sanidad, el transporte, y las comunicaciones.

Enseñando el inglés

Lanzaron una campaña para enseñar el inglés a toda la población, principalmente a través de la educación pública gratuita. Los primeros maestros fueron los soldados norteamericanos seguidos por profesores civiles enviados desde los EE.UU. en el barco USS Thomas. Se les llamaba a estos "Thomasites" y algunos se quedaron en el país el resto de sus vidas. Poco después, los mismos filipinos se convirtieron en profesores y administradores, participando así en la propagación de la enseñanza publica por todo el archipiélago.

Modernización de la agricultura

Se aprobaron leyes y se llevaron a cabo proyectos destinados a mejorar la producción en el campo. Entre las iniciativas introducidas estuvieron la creación de cooperativas agrícolas, la construcción de sistemas de riego, y el uso de tecnologías modernas de agricultura, especialmente en las exportaciones tales como el coco, el tabaco, y el azúcar. Se pusieron en marcha también proyectos para proteger los cultivos contra enfermedades e incrementar el número de animales de granja.

Oficinas de sanidad

La sanidad fue otra prioridad de la administración norteamericana. Los servicios de sanidad estaban disponibles en las oficinas de sanidad pública en varias partes del país y la prevención de enfermedades se llevaba a cabo a través de la vacunación periódica y de campañas de información. Se fundaron escuelas de medicina y enfermería. Un sistema de opciones y la concesión de licencias fue establecido para los trabajadores en la sanidad.